Paga con cacahuetes y trabajarás con monos.

Hay decisiones que parecen buenas a corto plazo… hasta que te das cuenta de lo que cuestan a largo.

Una de ellas:

Pagar poco por algo que requiere cabeza, experiencia y responsabilidad.

Ya sabes cómo empieza:

– "Me lo lleva mi cuñado".

– "Tengo un chico que me hace lo básico".

– "Lo hago yo con una plantilla que encontré".

– "Total, solo hay que presentar unos papeles".

Y luego vienen los errores. Y los arreglos. Y las sanciones.

Gestionar no es improvisar.

Si tienes un negocio, por pequeño que sea, hay algo que debes tener claro: la gestión fiscal, contable y laboral no se improvisa.

No se trata de que tú lo sepas todo. Se trata de rodearte de gente que sí lo sepa. Y de asumir que lo barato puede salir muy caro.

Casos reales, errores caros.

He visto autónomos que…

• Deducen todo sin criterio, “porque siempre lo han hecho así”.

• Tienen empleados sin contrato actualizado.

• Presentan declaraciones erróneas desde hace años.

• No saben ni el nombre del asesor que le lleva las cosas.

  
  

Y todo por no pagar a alguien que lo haga bien. Por ahorrarse unos euros al mes. Por fiarse del cuñado, de una máquina, o de una inteligencia artificial.

El mito del “esto es fácil” o “esto lo puede llevar cualquiera”

Sí, cualquiera puede hacerlo mal. 

La pregunta es:

¿Quieres que tu negocio lo gestione alguien que solo cobra cacahuetes? Porque eso es lo que recibirás.

Lo que realmente necesitas:

• Una asesoría que te escuche.

• Alguien que te explique lo que estás firmando.

• Y que corrija contigo antes de que lo haga Hacienda.

No se trata de pagar mucho. Se trata de pagar bien por un trabajo clave.

Porque tu negocio no merece improvisaciones. Merece criterio.

Y a veces, no es que te falte dinero. Es que estás gastándolo en tapar errores que podrías haber evitado.